Podría empezar contando algo gracioso, pero inexplicablemente soy malísimo contando chistes. Cuando nací, se me asignó esta poca cualificación para ello.
A cambio, en el caldero de la personalidad, al señor que estaba encargado de crearme se le debió caer todo el bote de obstinado y cabezón. Y la verdad, le doy gracias por ello. Porque gracias a todo ese exceso soy quien soy hoy en día. Una persona muy enfocada en su carrera profesional, exigente y responsable. Pero no por ello soy especialmente raro (creo). Me considero una persona abierta y sociable (si salgo de casa), muy agradable pero con una cara difícil.
Si hay algo que me guste, es seguir los consejos de grandes personas.Y si me permitís, haré especial mención a una persona, y le tomaré prestada una frase que me ha marcado.
No dejes que nadie se acerque a ti, sin que al irse, se sienta un poquito mejor y más feliz.